20 de febrero de 2009, 19:30h. Quito, Ecuador.


Hola, difícil, muy difícil resulta escoger solo una foto.
Ayer en uno de los trayectos en taxi por la ciudad de Quito, surgió la conversación respecto a la inmigración. Ecuador es un país pequeño, su población se concentra en 3 ciudades; Quito, Guayaquil y Cuenca donde reside la clase pudiente del país. Por cierto, como anécdota y siguiendo la buena tradición de los pueblos de España los "Quiteños" o "Serranos" no se pueden ni ver con los "Costeños" o llamados también, con mas mala leche "monos", que no son otros que los naturales de Guayaquil. Como venía contando, hablábamos de la inmigración, y quiero dar un punto de vista que quizá no tengamos presente cuando nos referimos a este tema. El sueldo mínimo en Ecuador para un trabajador de escala básica esta en $230.00 USD, pero el nivel de vida, como suele pasar, es mas elevado, la temida inflación. En un restaurante, digamos medio, un plato de corvina (pez de estas latitudes) puede costar unos $7.00 USD, es decir, te podrías comer 32 corvinas al mes, eso sí, después de este atracón de pescado, aún siendo saludable, ya no puedes pagar nada mas... Luz, agua, alquiler, colegios, etc. Es de entender por tanto que intenten buscar otras opciones, sobre todo la gente del campo, ya que si no tienen éxito en la ciudad, el campo no les da ninguna oportunidad. Pero esto que a priori entendemos todos, repercute o genera una problemática social que a menudo no contemplamos y que es realmente triste y es esto, lo que quería explicar. Las mafias que introducen a los inmigrantes en los países de destino, ya sea España, EEUU, o cualquier otro, cobran alrededor de $15,000.00 USD por este servicio, resulta obvio, solo hay que hacer las cuentas, que una persona con el salario base, tiene que trabajar, por tanto, 65 meses ó 5 años y medio para poder ahorrarlo o pagarlo, si solo pagara esto, pero además tiene que vivir, es decir que si de esos $230.00 USD, invierte en este cometido un 60%, tendría que estar ahorrando 108 meses ó 9 años. Así que el hecho de emigrar se convierte en una decisión de familia. Primero comienzan por hipotecar o empeñar sus casas, como a esto no suelen entrar los bancos, acuden a prestamistas de dudosa reputación. Bien, una vez que consiguen el dinero, hipotecando o empeñando su o sus casas, depende el caso, es solo uno el miembro de la familia que viaja, dejando como es lógico, arruinados a padres, hermanos y demás allegados, que en el peor de los casos pueden terminar en la calle. Generalmente aquellos que viajan dejan mujer o esposo e hijo o hijos. Una vez llegan al paraíso prometido, tendrán que trabajar muy duro para enviar la "mesada" y poder pagar la deuda contraída, a lo que hay que añadir, como es lógico, los abusivos intereses que les genera. Hasta aquí es fácil de entender, pero ¿qué sucede en un porcentaje muy elevado de casos? sencillo, al año de estar en el paraíso olvidan a su familia incluidos mujer o esposo e hijos y dejan de enviar el maná, conocen otra mujer u hombre, en fin, ya me entendéis. Y aquí es donde reside el problema que nosotros creo no llegamos a entender o no queremos ver y que es el verdadero drama de este fenómeno social, las verdaderas víctimas de la inmigración, no son los emigrantes en si, no, son sus familias que lo pierden todo por este sueño. Cuanto mas derechos adquieren, mas rápido olvidan. Y la pregunta mas fácil ¿quién o quienes sufren mas esta realidad? Pues sencillo también, los mas inocentes, los niños. Esta situación genera que los abuelos tengan que educar a sus nietos ya que el padre o la madre los olvida y el que se queda, acaba por irse también, el problema es que estos ancianos tienen que pagar una deuda y tienen que trabajar de sol a sol para no perder su casa o en caso de haberla perdido, para poder pagar un alquiler y mantener a estos niños, resultado, los niños se crían solos, sin autoridad ni cariño, este es el caldo de cultivo de maras, pandilleros y toda clase de colecti
vos marginados. Pensé, cuando tome esta fotografía en el mercado artesanal de Arenas, si no será este, uno de esos abuelos que tienen que trabajar día y noche para dar un mejor futuro a sus nietos ¿quién sabe? Yo, no se lo pregunté.

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